Título: El crimen de Orcival.
Editorial: DÉpoca.
Año: 2015 (1866)
Autor: Émile Gaboriau.
SINOPSIS.
Se ha cometido un asesinato en los terrenos del Castillo de Valfeuillu, propiedad del conde Trémorel. Dos cazadores furtivos han encontrado el cadáver de su esposa Berthe sumergido en un cañaveral. Mientras la policía local de Orcival está convencida de haber encontrado a los culpables y da por concluida su línea de investigación, llega un policía especial de la Sûreté de París que se hace cargo del caso. El astuto detective inicia su propia investigación - caracterizada por el constante uso del método deductivo - recolectando pruebas , estudiando exhaustivamente el escenario y las posibles circunstancias del crimen, entrevistando a los testigos y analizando los posibles móviles de los sospechosos.
OPINIÓN PERSONAL.
Otra maravilla que viene de la mano de la editorial DÉpoca, una editorial que nunca me cansaré de repetir que me tiene totalmente fascinada por lo cuidado de sus ediciones. Si además le sumamos que nos trae otro de sus misterios de época, un género que me encanta, el disfrute de su lectura está garantizado.
En esta ocasión nos situamos en las afueras de París. en la década de 1860, cuándo una madrugada, el pescador furtivo La Ripaille y su hijo, se disponen a echar las redes en un lago dentro de las propiedades del conde Trémorel. Cual no será el espanto de los dos cuándo descubren el cuerpo de Berthe, la condesa, y más, cuándo al ir a denunciarlo a las autoridades de Orcival, son detenidos por el asesinato de la misma.
" Entonces, el señor Courtois refirió minuciosamente lo que había averiguado en su investigación sumaria, sin olvidar el más ínfimo detalle e insistiendo en las excepcionales precauciones que se habían tomado. Relató cómo la actitud de los Bertaud había despertado desde el principio sus sospechas, cómo les había sorprendido, como mínimo, en un flagrante delito de falso testimonio y cómo, finalmente, había decido arrestarles.
Permaneció en pie mientras hablaba, con la cabeza echada hacia atrás y énfasis verbosos, escuchándose, escogiendo bien sus expresiones. Las palabras "nosotros", "alcalde de Orcival" o "tras lo cual", eran una constante en su discurso. En fin, se recreó en el ejercicio de sus funciones y el placer de su disertación le recompensó un poco de sus angustias."
Avisados del crimen, se reúnen en el Castillo de Valfeuillu las máximas autoridades de Orcival: el alcalde Courtois, el juez de paz el padre Plantat donde descubrirán que los condes han sido víctimas de un feroz ataque que ha destrozado sus aposentos, el cuerpo de la condesa ha sido descubierto, pero ... ¿donde está el cuerpo del conde?
A pesar de que todo apunta a que los condes llevaban una plácida e idílica existencia, la llegada de un famosos investigador de la Süreté de Paris, Monsieur Lecoq, pondrá en duda las declaraciones del atribulado alcalde y descubrirá que en el Castillo no es oro todo lo que reluce.
" Durante esta dilatada discusión, el señor Lecoq había continuado su investigación, levantando muebles, analizando los desperfectos y examinando los más mínimos restos, como si estos pudieran esclarecer la verdad. De vez en cuando, sacaba de un estuche -que contenía una lupa y diversos instrumentos de peculiares formas -, una varilla de acero curvada en la punta, que introducía y manipulaba dentro de las cerraduras.
Recogió de la alfombra varias llaves, y sobre un tendedero encontró una toalla que por algún motivo debió de llamarle la atención, pues la depositó aparte."
Me ha encantado la personalidad y la metodología de Monsieur Lecoq. Como si de un camaleón se tratase, es capaz de cambiar de aspecto según lo requiera el caso a investigar. Tiene una corte de seguidores en la policía de París que lo tratan como si fuera el maestro de los maestros, y sin embargo, no es una persona que presuma demasiado (un poquitín si, todo hay que decirlo). Como si fuera precursor de todos los detectives que han venido después, Monsieur Lecoq utiliza sus deducciones y su cerebro para averiguar que es lo que realmente pasó y como pasó. Debemos tener en cuenta que en la época en la que se escribió el libro estaban muy lejos de investigar ni ADN, ni huellas dactilares ni nada que se le parezca, así que todo lo que necesitaba un buen detectivo era un buen cerebro y un buen método deductivo, a la vez que un buen conocimiento de la naturaleza humana.
Y no hay que desmerecer tampoco a los otros personajes de la novela, cada uno perfectamente dibujado por el autor, con lo que nos podemos hacer una idea muy visual de cada uno de ellos.
No quiero contar mucho más, pues al final terminaré revelando que es lo que ha sucedido realmente, así que si os apetece saber que es lo que ha pasado, tendreis que leer la novela e intentar poneros en el lugar de nuestro ilustre detective para ver si sois tan sagaces como él.
Una novela en la que, a pesar de que el caso principal sea al asesinato de la condesa, el autor nos va llevando por otras intrigas, que al final convergen todas en el mismo punto, y vemos que tienen mucho que ver con el caso principal.
En definitiva, la novela es otra joyita literaria como a las que nos tiene acostumbrados esta editorial. Una lectura imprescindible para todos los que disfruten con los misterios, con las deducciones, y con las remembranzas de una época en la que todo era mucho más pausado y, aparentemente, mucho más sencillo que ahora. De lectura imprescindible para todos los amantes del género, que seguro que la van a disfrutar muchísimo.